miércoles, 23 de marzo de 2011

Una sensación un tanto diferente


Chica normal, simpática, divertida, tímida, sonríe a todas horas, a la que le gusta salir con sus amigas, escuchar música…

Jueves, lluvia, noche, frío. Mi felicidad llegó a su límite, el corazón me latía en la cabeza, lo notaba, era el momento. Las miradas se cruzaron indecisas. ¡STOP! … se hizo el silencio en mi interior, no escuchaba nada de lo que ocurría más allá de mi misma. Nervios, escalofríos, calor, temblores, ilusión, mareos, confusión, mariposas, estupidez, sublimidad, amor. ¿!AMOR!? No podía ser verdad. Me perdí en su inmensa mirada hasta que me vi obligada a mirar hacia otro lado. Volví a mirarle, vi que esos ojos verdes me buscaban y se dirigían a los míos con mucha más fuerza. Se paró todo a mí alrededor, era la primera vez que sentía aquello por alguien, era… extraño. La lucecilla que nos iluminaba empezó a parpadear, provocando en mí una situación de desconcierto. Lo que había soñado durante tanto tiempo lo tenía allí, delante de mí. Parecía mentira, tanto que no sabía cómo reaccionar. - Tranquila – me dije en voz baja. Aun así era prácticamente imposible guardar la calma. La lamparita se apagó desde fuera. Sus palabras eran frágiles, dulces, algo temblorosas; noté como sus manos buscaban las mías con ayuda de la luminosidad de la pantalla de un teléfono móvil, me cogió y salimos de aquella habitación. El resto de la noche la pasé manteniendo una larga conversación conmigo misma.

Sí. Si qué? Si es la respuesta a tu pregunta. Que pregunta? La pregunta que te has estado haciendo con regularidad durante los últimos meses cuando sumerges tu mente en un mar de recuerdos del que luego cuesta salir. La pregunta que tienes atravesada en la garganta ahogando la sangre que va al cerebro, resonando en tus oídos una y otra vez mientras te la formulas. La pregunta. Si, la pregunta. Es mi imaginación no? Es un sueño. Ojalá lo fuera, por desgracia todo ha pasado. Es pasado, sí, pero aún quedan restos que pueden revivir lo que se dejó a medias.